Una Pequeña Historia Real (3a Parte)

3/11/2007 05:17:00 a.m. Posted by Azrael

(Posteada originalmente en Octubre, 2005)


Después de más de 3 meses de ausencia neuronal de mi parte, les presento ahora la tercera parte de mi historia, con la cual no sé si alguno de mis lectores llegue a identificarse con la narración aunque sea un poco, pero realmente siento necesario que sea contada....

Fueron algunas semanas después de que aquel torrente emocional me había arrastrado, cuando me di cuenta que ya no había marcha atrás, Diana era la mujer de mi vida y tenía que hacérselo saber... Se acercaba Marzo, y con él mi cumpleaños, además de la llegada de la primavera y la temporada de calor más terrible en mis 8 años de vivir en Nuevo León. En el trabajo de guardia las cosas iban igual que siempre, sólo que ya no me dolían los pies después de un turno completo (gracias a dios soy muy adaptable, o en este caso me acostumbro al dolor fácilmente), y todo fluía como si fuera planeado. Aunque yo sabía dónde vivía Diana, no iba por ella, ya que no quería sofocarla, ya conocía sus necesidades de libertad y me parecía algo fuera de tono que fuera por ella a su casa para ir al trabajo, además de que nuestros turnos rara vez coincidían (lo que siempre pasaba era que yo me iba con ella del trabajo a su casa, o a la mía ^^). Ese día, el gerente de la tienda me pidió que por motivos de seguridad no permitiera a ningún empleado, por ningún motivo, salir del área de venta, ya que últimamente se estaba perdiendo algo del inventario, lo cual me pareció una tremenda pendejada, pues todos sabíamos que el jefe de bodegas era el único con acceso al inventario y la capacidad para mover la mercancía, además de que era un tranza de mierda, pero en fin.
Diana llegó a eso de las 3, le tocaba el turno de tarde esa semana, y me saludó como siempre, con un tierno y rápido beso, mientras se preparaba para empezar el día (o tarde). Yo solamente la contemplaba, como un idiota, mientras se movía de un lugar a otro, con esa energía inagotable que siempre la ha caracterizado. Aquellas ideas de compartir mi vida con esta chica se volvían cada vez más recurrentes, hasta llegar a un punto en el que no lo podía soportar más y tenía que desahogarme haciendo algo, afortunadamente siempre podía recurrir a cantar una canción para relajarme un poco.
Eran casi las 5 de la tarde, y el calor se podía sentir incluso dentro de la tienda, donde había aire acondicionado, cuando Diana se acercaba a la salida con un carrito lleno de cajas vacías. tuve que acercarme lo suficiente como para que me viera, y le dije: "Si quieres, yo tiro las cajas al contenedor por tí". "No, está bien, yo puedo hacerlo" me dijo en un tono un tanto apurado. "Bueno, en realidad tengo que hacerlo yo, ya que me pidieron que nadie saliera del área, ni siquiera para tirar las cajas". -"En serio, yo puedo hacerlo, déjame salir...." "lo siento, pero no puedo dejarte salir, no está permitido por el momento..." "Bien, haz lo que quieras!" -Prácticamente gritó mientras empujaba el carrito hacia mí. Me quedé analizando sus palabras por un momento y no encontré sentido alguno para su disgusto, y en ése momento no le puse atención.
Salí a tirar las cajas en un contenedor que había afuera, que por cierto ya estaba más que lleno, así que estuve batallando unos 10 minutos hasta que pude tirar la última caja, casi era una tarima lo que había arrojado al estúpido contenedor, que para entonces ya estaba a punto de reventar. Al regresar a la tienda algo me hizo entender que esa discusión no había pasado por la nada. Fui con ella para hablar, saber si tenía algún problema en su casa, o algo por el estilo, pero no me quiso dirigir la palabra, le pedí disculpas si por alguna razón la había tratado mal o algo, pero no me respondió, no tuve mucha paciencia y me retiré del pasillo donde estaba, y continué con mis rondas por la tienda, revisando pasillos y el área de paquetería. Al terminar el día, fui de nuevo con ella para saber si quería que la acompañara a su casa, pero al parecer se me había adelantado, pues ya no estaba. No pensé que sería una buena idea ir a su casa, ya que su mensaje era más que claro, por el momento no me quería ver.
Dejé las cosas por la paz esa noche y me dispuse a dormir, no sin antes volver a reflexionar en lo que había sucedido, una vez más sin encontrar sentido a la situación.

Llegó el siguiente día, y yo estaba ya en mi trabajo, cuando llegó ella, radiante como siempre, y al verme todo parecía igual que siempre, saludándome con un beso lleno de chispas, lo cual me intrigó aún más. Era la primera discusión que teníamos, y aunque a mi me desconcertó su reacción el día anterior, me dejó perplejo su actitud el día siguiente, pero me sentí un tanto aliviado de ver que no estaba molesta. El día trascurrió sin problemas, además de que Claudia nos estaba invitando a una fiesta más en su casa, las cuales ya eran de cajón para ir a beber hasta perder el conocimiento. La fiesta (o más bien peda) sería ese mismo Viernes, y estábamos a Miércoles, pero todos sin dinero, a lo cual Claudia nos despreocupó alegando que otros amigos llevarían todo lo necesario. el Jueves, al salir del trabajo con Diana, hablé con ella acerca de lo sucedido el Martes, a lo cual ella respondió que no sabía que había pasado, que tal vez era el calor o la prisa, y que no entendía realmente por que había reaccionado de esa manera, además de que me pidió disculpas. Lo más raro del asunto fue que justo cuando iba yo a decir algo, ella empezó a llorar, de una forma muy silenciosa; yo no pude reaccionar de forma inmediata, pero lo que pude hacer fue abrazarla sin preguntarle por qué, solamente me limité a sostenerla entre mis brazos y cubrirla de besos.......