Cuando sientes que ganas algo, también pierdes...
Ocho de la mañana. casi dormido me llevan a la planta de producción de nuestro cliente principal. Hay una pequeña emergencia en el área de ensamble de los refrigeradores, y tengo que ir a resolver el problema...
Para esto, apenas venía llegando Nohemy, una joven oficinista que a veces las hace de chofer para situaciones como ésta. Aquí debo comentar que hablar con ella, estar en el mismo auto, incluso respirar el mismo aire, es intoxicante. No hay cosa más placentera para mí que platicar de cualquier cosa con esta chica morena, de cabello rojo brillante (teñido, claro está), de mirada inquisitiva y sonrisa de princesa. Esta vez tocó llevarnos a una compañera y a mí en la minivan del Gerente de Producción, el Sr. Cho (mencioné que mi empresa es coreana?). los 10 minutos de trayecto, que debieron ser 5, pasaron volando mientras hablábamos de música y otras muchas cosas. Habiendo llegado a nuestro destino, nos bajamos del mini-crucero y entramos a la planta de producción. Me pasé toda la mañana hablando con mi compañera acerca de Nohemy, y de cuánto me gustaba hablar con ella, mientras ella me seguía repitiendo que sólo estaba perdiendo mi tiempo pensando cosas que no podrían pasar....
Sin embargo, al terminar el día, me encontré a nohemy cuando iba saliendo para tomar un taxi a su casa. Hice la clásica seña de aventón con el pulgar, a lo cual ella respondió con una sonrisa...
La conversación que tuve con ella fue por demás insinuante, por así decirlo, y me quedé con las ganas de hacer algo más en ese momento, pero sabía que debía tomarlo con calma y esperar el momento....
Por estar pensando tanto en esa parte del día, me quedé dormido en el camión, y al notar que me había pasado por varias cuadras de mi bajada, no noté que me había quitado la gorra para dormir más a gusto, y me bajé con mucha prisa del camión, dejando mi preciada gorra a bordo.
