Una Pequeña Historia Real (2a Parte)

3/11/2007 05:03:00 a.m. Posted by Azrael

(Originalmente posteada en Julio, 2005)

Después de días y días de no poder escribir algo, finalmente un impulso nervioso me ha obligado a continuar con esta pequeña historia, esta vez en su segunda parte, que si bien no es tan extensa y detallada como la primera, también ayuda un poco a romper el silencio en las páginas de este diario que más bien sirve como sillón de Psicoanalista...


Esa misma noche, al llegar a mi casa, no tenía ganas de dormir. Simplemente no podía creer lo que había pasado, y sin embargo por alguna razón no me encontraba del todo satisfecho con el resultado de los hechos; todo me parecía algo ensayado, como si hubiera sido preparado de alguna forma para que todo sucediera así. Sin embargo me convencí de que poco a poco me acostumbraría, y tal vez hasta lo llegaría a disfrutar....
Ese día llegué un poco antes de las 7, 30 minutos antes para ser más preciso, ya que me tocaba "abrir" tienda, que en realidad se trataba de esperar a que llegara el gerente y ÉL abriera la tienda, ya que a mí no se me entregaban las llaves para abrir. El gerente llegó justo penas unos minutos después de mí, con su cara de tipo bajo los efectos de algún estimulante (Coca, según mis deducciones), con los ojos bien abiertos y un semblante algo perturbador; es decir, pocas veces en tu vida puedes ver semejante espectáculo: Tenía una forma de mirar las cosas como si fuera la primera vez en su vida, además de que siempre parecía estar en todo, mirando hacia allá, y luego volteando para acá; aunque no se notaba mucho, a mí me daba escalofríos. "¿Listo para empezar?" me preguntó mientras sonreía y mostraba sus dientes blancos como perlas. "Pues ya estamos aquí, ¿No?"- Respondí casi como por inercia. Abrió rápidamente la puerta principal de la tienda, aunque al entrar ambos, me entregó las llaves para abrir solamente a los empleados del turno de mañana, ya que la tienda no abría sino hasta las 8. El Gerente se introdujo casi corriendo al área de bodegas, donde también estaba su "oficina"; una pequeña área separada por paredes de cubículo de oficina llenos de carteles promocionando las prácticas y metodologías de la Franquicia Waldo's Mart. Yo me quedé en la puerta principal, aquella puerta automática con sensores de movimiento instalados en la parte superior, que hacían ver a la tienda como un supermercado, con las partes metálicas pintadas de rojo brillante, como todas las demás ventanas del establecimiento, me quedé mirando al vacío con las llaves en la mano, tratando de revivir aquel momento mágico, en el cual el murmullo del viento entre los árboles y el silencio de la noche contrastaban con el calor de su respiración rozando mi piel mientras la besaba...

Al poco tiempo llegaron las cajeras, Bertha y la otra que en estos momentos no recuerdo su nombre, ya que era nueva y aún no la conocía bien; a Bertha la conocía porque desde el primer día que llegué me empezó a platicar de todos los que trabajaban en el lugar, lo cual me pareció bastante útil y a la vez algo morboso, pero dejé de prestarle atención a mis prejuicios al empezar a conocerlos a todos. Esta señora, en sus treinta y tantos, estaba llena de vida y de buen humor, siempre haciendo comentarios jocosos sobre todos los que la rodéabamos, sin faltarnos una sola vez al respeto. Ya eran casi las 7:30 cuando llegaron las paqueteritas, con los típicos uniformes Blanco y Negro; eran las Gemelas, de las cuales ahora no recuerdo sus nombres, pero que se hicieron muy buenas amigas mías en su tiempo. Apenas de 1.50 de estatura, las dos linduras llegaban con la misma cara soñolienta; era obvio que se habían desvelado la noche anterior, tal vez en una pijamada, y se veían más lindas con esas caritas pálidas y con los ojos entrecerrados. No pude evitar reírme un poco, a lo cual una de ellas respondió lanzándome una bolsa de plástico a a la cara.

Ya todos se preparaban para abrir la tienda, los empleados de piso ya estaban acomodando los productos en los estantes, mientras el encargado de la bodega se ajustaba la faja ortopédica, los agentes de seguridad del banco llegaban para retirar el efectivo de las ventas de ayer, mientras uno más se encontraba afuera del estacionamiento, portando una escopeta que aparentemente se acercaba a su jubilación. En esos momentos me gustaba imaginar que habría francotiradores en el techo de uno de los edificios cercanos, listo para acabar con alguno de los guardias mientras un comando armado llegaba para robar la caja fuerte de la tienda, lo cual en realidad era una completa idiotez, pero me divertía un poco con la imaginación. Al fin dieron las ocho, y ajustaba el sensor de la puerta principal para abrise cuando se acercara una persona, lo cual no fue necesario pues ya había gente esperando afuera de la tienda para comprar. Comenzó un nuevo día el cual habría transcurrido sin contratiempos, o al menos hasta que llegara Claudia, la cual yo sabía que para entonces ya conocería la historia de anoche. Las horas pasaron razonablemente rápido, más que nada gracias a la estación de radio que el gerente puso en la música de fondo de la tienda, la cual solamente pasaba Baladas pop en español. Me pasé buena parte de la mañana en las Cajas, cantando canciones para las paqueteritas, que también resultaron ser excelente audiencia, pidiendo otra y otra canción. mis temas favoritos en ese momento eran "Sirena", "Te Vi Venir" y "Kilómetros" de Sin Bandera; "Te Amo" y "Fuera de Este Mundo" de Franco DeVita, "El Problema" de Arjona, "Bella" de Ricky Martin y "Y Tú Te Vas" de Chayanne, los cuales canté con mucho gusto a petición de mis admiradoras :P .

El día siguió su curso, con clientes que iban y venían, hasta que dieron las 3 de la tarde. Yo sabía que Claudia llegaría otra vez tarde, lo cual ya no era sorpresa para nadie, ya que era la "Consentida" del gerente. A las 3 con 10 llegó Claudia; esa chica Morena y delgada, con cuerpo de modelo, cabello y ojos negros, hermosa como una gitana. pasó por la puerta principal de la tienda con el habitual uniforme de la empresa, pero muy a su estilo; Blusa de botones de color rojo casi llegando al tono de los autos Ferrari, y un pantalón negro ajustado a la altura de la cadera, dejando ver apenas un rastro de la tanga del mismo color. Mis lectores pueden llegar a pensar que me sentía atraído por esta despampanante chica, pero esa sensación habría muerto mucho antes de haber empezado; simplemente no es ésa la clase de personas con las que puedo mezclarme fácilmente. Al llegar ella me saludó de forma por demás efusiva, daba saltitos y grititos de emoción, como si yo hubiera anotado un gol o algo por el estilo, que en sentido figurado era exactamente lo que había hecho. "Ya lo sé todo, Estuve hablando con Diana por el cel y me contó lo de anoche con lujo de detalles. ¡También me dijo que eras todo un casanova!" -Dijo mientras me guiñaba y me daba un codazo en el costado. "Entonces supongo que no me tengo que someter al clásico interrogatorio de la comadre..." -Respondí de una forma un tanto sarcástica, lo cual no me pareció muy propio en ese momento, que pero que a final de cuentas era parte de mi naturaleza... "Para nada, las preguntas apenas comienzan!!"- Me dijo mientras sonreía y mostraba una mirada atemorizante en su rostro. Debido a mi egolatría y mi necesidad obsesiva de saber que a la gente le interesa mi vida, contesté a todas y cada unas de sus interrogantes, que iban desde los más inverosímil, como que si nos gustan las mismas cosas, la música, etc., hasta algunas realmente perturbadoras. Habiendo Terminado el cuestionario, volvimos a nuestras respectivas áreas de trabajo y continuó el día sin mayores acontecimientos, aunque me pasé todo ese tiempo pasando una y otra vez ese dulce momento....

Debo Hacer pausa en mi relato para hacer saber a ustedes que si trato de contar la historia día por día, realmente me tomaría mucho tiempo en terminar la historia, debido a la gran cantidad de detalles que involucran a la historia, pero me parece justo informar que en aquellos días que tuve el placer de tener a Diana a mi lado fueron momentos clave en mi vida, sobre todo una tarde que recuerdo muy bien, en la cuál nos preguntábamos el uno al otro cómo serían nuestras vidas de no habernos conocido. Nos encontrábamos en un parque cerca de su casa, donde había varios juegos para niños, y bancos de piedra pintados de verde y blanco donde se sentaban los padres para vigilar a sus hijos. Recuerdo que habíamos caminado ese día a través de las calles de donde vivía para llegar a ese lugar. La puesta de sol hacía un hermoso contraste con la hojas verdes de los árboles, que mostraban alargadas sombras sobre el campo, extendiéndose hasta el asfalto de la avenida. Ella me dijo que yo era la primer persona con la cual no había tenido problemas de comunicación, y que le gustaba mucho saber que también había una parte sensible en mi persona, además de mi afición por el canto, el cual ella también compartía. Yo le dije que ya no podía imaginar mi vida sin tenerla presente a ella y sus locuras, también le confesé que ella era una de las únicas personas capaces de hacerme reír a carcajadas con su sentido del humor, y también que desde que la conocí sabía que algo en ella era diferente a las demás, no sé si sería por su independencia, o por su forma sincera y desenfrenada de actuar. Aquella tarde se volvió noche mientras seguíamos platicando, y había ratos de silencio mientras los besos y las caricias reemplazaban a las palabras, como las olas que llegan a la playa para hacer sonar su intermitente murmullo. Hubo varios momentos así en la relación, sin embargo yo sabía que algo estaba cambiando en mí, algo que en los primeros días no podía entender; al estar con ella todo parecía tener sentido, y en momentos se empezaron a formar ideas y pensamientos que nunca antes habían cruzado por mi mente. En momentos incluso llegué a pensar que ella era la mujer con la cual me gustaría pasar el resto de mis días, sin embargo sólo lo tomaba como eso, como fantasías que eran, y nunca se lo dije, por la misma naturaleza de nuestra relación, la cual no era tan formal como para poder plantear esa clase de situación; además de que yo aún tenía demasiadas responsabilidades con mi familia.....



Por el momento ésta es la segunda parte, la cual espero no piensen que vaya a dejar la historia así, pues aún falta una tercera parte y la todavía inconclusa cuarta parte, siendo esta última el desenlace de la historia....