Un blog

El tiempo no pasó en vano.

En cuanto empecé a frecuentar al grupo, se hacía cada vez más evidente mi interés por J. Con la cicatriz de D aún sanando, me disponía a arriesgarme una vez más mientras los días se volvían noches, y pasaba más tiempo con ellas que con otras personas.

Finalmente, después de unas semanas me atreví a decirle a J lo que sentía y las intenciones que tenía de estar con ella, más allá de una simple amistad.


Las primeras semanas todo era algo nuevo para mí. Desde lo más obvio de una relación romántica hasta los detalles más mínimos. Debo mencionar que a mi edad yo no tenía ninguna experiencia en ese aspecto, además de que mi ya irracional miedo al rechazo me habían hcho una persona muy limitada. tuve muchos problemas para expresar mis sentimientos con J y por consecuencia ella pensaba que yo no era sincero.

Hubo conflictos, y ocasiones en las que llegué a pensar que las cosas terminarían mal, sobre todo porque S hacía muchas cosas para hacer sufrir a J. hubo una ocasión especialmente desalentadora, en la cual S nos amenazó con mentirle a sus padres sobre nuestra relación, y aseguraba que no volvería a ver a J.

J por lo general dejaba que S hiciera lo que le viniera en gana, y ésa no fué la excepción. Estaba tan asustada que me quiso hacer entender que tal vez era mejor que nos separáramos.

Mi falta de experiencia y mi propio temor a ser responsable del sufrimiento de J causaron que realmente la dejara de ver por mucho tiempo. Nunca dejé de pensar en ella ni en lo que sentí el poco tiempo que pasamos juntos.

Si reflexiono un poco sobre ese tiempo, me doy cuenta que tengo muchos remordimientos sobre la forma en que manejé las cosas. Siento que pude haber hecho más por estar con J pero por mis problemas emocionales y mi falta de confianza, terminé por elegir el camino más fácil, pero más doloroso: la separación.